Perfiles
John Adams: de Stockhausen a Zappa
Es uno de los grandes compositores contemporáneos, y estadísticamente el más ejecutado y grabado por los grandes ensambles y solistas. Sin embargo, en muchas partes del planeta - Argentina incluida - se desconoce su música. Este perfil intenta remediar ese verdadero pecado para nuestros sentidos.
por Mario Bozeglav
Estricta y formalmente hablando, John Adams nació en Massachusetts en el año 1947, estudió composición en la Universidad de Harvard, y también se formó como teórico musical y clarinetista. Sus primeras armas como tal las hizo nada menos que en la Boston Symphony, comenzados los años 70. Algún tiempo más tarde, y durante diez años, dirigió el Conservatorio de Música de San Francisco, por lo que sus trabajos compuestos especialmente para la San Francisco Symphony continúan sucediéndose hasta hoy.
Más difícil es hablar de la música de Adams, ya que habiendo abrazado en un principio el minimalismo, pronto sintió que sus necesidades de expresión abarcaban otras formas compositivas que no solamente excedían los -en algún punto- rígidos márgenes minimalistas, sino que en ocasiones se le contraponían absolutamente. Entre los trabajos que ejemplifican la primera época se pueden destacar Phrygian Gates (1977), para piano solista y Common Tones In Simple Time (1979), para orquesta. Desarrollando entonces cierta preferencia por las composiciones para formación más que para ejecutante único, presenta Harmonielehre (1985), obra que marca un punto cierto de inflexión en su carrera, ya que si bien se trata de una partitura que se vale de la repetición y de construcciones concisas, abandona un redundante low-key en pos de desarrollos más exhuberantes y de un rango armónico más amplio. También es notable y paradigmática en este sentido la obertura Short Ride In A Fast Machine (1986), que se caracteriza por su frenesí y su humor.
Por esa misma época incursionó en el terreno de los stage works y compuso dos aclamadas y controvertidas óperas: Nixon In China (1989), acerca del histórico encuentro Nixon-Mao en 1972, y The Death Of Klinghofer (1991), basada en la también -lamentablemente- histórica confrontación árabes-judíos, y centrada en el episodio del hundimiento del crucero Archille Lauro por terroristas palestinos en el que perdió la vida el americano-judío Leon Klinghofer.
Ambas óperas fueron concebidas en colaboración con la poetisa Alice Goodman y puestas en escena por Peter Sellars. En el 2000 surgió una nueva colaboración con Sellars, un oratorio llamado El Niño, estrenado en París en diciembre de ese año, merecedor de fervorosas críticas e innumerables menciones y premios.
En este 2003 Adams tiene el honor de ser el Compositor Residente en el Carnegie Hall, sucediendo en ese lugar nada menos que a otro grande: Pierre Boulez.
Sus trabajos recientes incluyen un concierto para piano (Century Rolls), dos obras para orquesta - Guide To Strange Places y Naive And Sentimental Music - y la inclasificable On The Transmigration Of Souls, construida con fragmentos de diálogos telefónicos, textos de correo electrónico y otros extractos de intercomunicación personal, inspirado en la caída de las dos torres aquel 11 de septiembre que nadie, por diferentes motivos, va a olvidar.
Si cabe agregar un dato para justificar la exaltación de Adams en esta nota - y su importancia absoluta como uno de los grandes de la música de los últimos treinta años - basta mencionar que en este 2003 tiene el honor de ser el Compositor Residente en el Carnegie Hall, sucediendo en ese lugar nada menos que a otro grande: Pierre Boulez.
Resta destacar el nexo entre la - sólo aparente - formalidad de Adams y la amplia y confusa cultura rock, incluyendo esto último al bluegrass (John's Book Of Alleged Dances For String Quartet, de 1995, temas cortos que remiten al blues y canciones tradicionales), o la electrónica pura (Hodooo Zephyr, de 1993, pieza enteramente compuesta y ejecutada con samplers y sintetizadores).
Es permanente la inclusión de trabajos de Adams en performances que incluyen a Debussy, Ives, Zappa, Reich, Nancarrow, Stravinsky y Glass.
Con un pie en lo clásico y el otro en lo popular, Adams no reemplaza a nadie ni ocupa ningún lugar vacío, aunque algunos traten con capricho de interpretar y equiparar erróneamente su eclecticismo con el de gente tan valiosa y dispar como Bernstein o Zorn. Finalmente, y si de música se trata, la mejor descripción entra por los oídos, por lo cual demasiadas palabras terminan siendo inútiles.
John Adams no debe ser ignorado por los inquietos, y para el gran público no ocupa en el universo de la música el lugar que merece; quizás pueda empujarnos a prestarle atención una cita textual, a primera vista meramente evocativa, pero determinante, del propio Adams: "Crecí en un hogar donde Benny Goodman y Mozart no estaban separados".
 
Discografía imprescindible:
Chamber Symphony, Shaker Loops, Phrigyan Gates - Ensemble Modern (1997, BMG)
John´s Book Of Alleged Dances - Kronos Quartet (1995, Nonesuch)
Hoodoo Zephyr - John Adams (1993, Nonesuch)
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